jueves, 7 de agosto de 2008

Interesante artículo publicado en el Diario "El Mundo"

TRAGEDIA EN EL OCHOMIL
K2: tocado y hundido

DAVID TORRES*
"Un ochomil sólo te pertenece cuando has llegado a la cima y has vuelto al campo base, hasta entonces, le perteneces tú a él". La frase la escribió Kurt Diemberger, uno de los mayores himalayistas vivos y uno de los pocos supervivientes de la tragedia del año 1986, el verano trágico del K2, cuando del 21 de junio al 10 de agosto la gran montaña fue segando 12 vidas una tras otra. Una conjunción de retrasos, infortunios y errores fatales se aliaron para provocar una de las mayores hecatombes del montañismo. Entre las víctimas más ilustres se encontraban escaladores de la talla de Renatto Casarotto, uno de los pioneros del montañismo en solitario, o Tadeusz Piotrowsky, compañero de cordada del gran Jerzy Kukuczka.

Este verano acaba de repetirse una historia muy parecida, pero ¿cuántos alpinistas de primera clase han fallecido estos días en el K2? Ninguno, al parecer. ¿Cuántos que merecieran de verdad el título de alpinistas? No muchos. Probablemente sólo los 'sherpas', los porteadores y los guías que intentaban llevar a sus clientes hasta las tiendas, de regreso de la cima, y que han dado su vida en cumplimiento de un trabajo imposible. Porque nadie, ni el mejor alpinista del mundo, puede garantizarte el regreso con vida de un ochomil, mucho menos aun de una montaña tan difícil y peligrosa como el K2.

La lista oficial de fallecidos se eleva a 11, pero las autoridades pakistaníes y chinas hablan ya de 18 muertos, lo cual la colocaría entre las mayores catástrofes de la historia del alpinismo, algo semejante a las carnicerías multitudinarias de los años 30 en el Nanga Parbat, cuando el hombre apenas empezaba a medirse con estos gigantes himaláyicos. Aparte de los guías y los 'sherpas', de esa casi veintena de muertos, ¿cuántos eran clientes de postín, diletantes del peligro que pagan una millonada creyendo adquirir el derecho a que los lleven en brazos hasta el vértice de un gran cristal?

La historia se parece demasiado a la tragedia acaecida en el Everest en 1996 y relatada por Jon Krakauer en 'Into thin air', cuando dos expediciones comerciales se saltaron todos los márgenes de seguridad para colocar el mayor número de clientes en la cima y provocaron una auténtica masacre en el techo del mundo. Una docena de muertos y una ristra inacabable de congelaciones fue el saldo de aquella aventura en el que unos millonarios aficionados al escalofrío y unos cuantos alpinistas de cartón piedra quisieron asomarse al balcón más alto del mundo.

Pero si llegar con seis horas de retraso a la cumbre del Everest es una auténtica locura, hacerlo en el K2 supone prácticamente un suicidio. Alpinistas de la talla de Juan Oiarzábal (uno de los pocos que cuenta en su haber los 14 ochomiles) han escapado por los pelos de las garras del monstruo del Karakorum. La última vez, en una expedición filmada por un equipo de 'Al filo de lo imposible', se dejó todos los dedos de los pies arriba y casi estuvo a punto de dejarlo todo. "Fue una ascensión muy dura. Quizá no tan dura como aquella del Kangchenjunga, donde casi pierdo la vida, pero de las más duras que he vivido. Muy exigente, muy forzada, casi al límite".

Este verano, la arista de los Abruzos, la considerada vía normal de acceso a la cumbre, se ha convertido en un cementerio. Alberto Zerain, que llegó a la cima a las tres de la tarde, una hora tardía ya, se encontró con el grueso del grupo que subía al atardecer y se preguntó a dónde iban. La mayoría de los escaladores hizo cumbre sobre las ocho de la noche, es decir, unas seis horas después de la hora establecida como tope absoluto para enfrentar un retorno en condiciones. Una imprudencia fatal que se transformó en una sentencia de muerte. En la bajada se encontraron en plena noche en el Cuello de Botella, uno de los pasajes más expuestos del K2. Para colmo, un gran témpano de hielo se había desprendido llevándose por delante las cuerdas fijas, lo que equivalía a bajar a ciegas a través de la espesa noche del K2. Una avalancha de nieve puso el punto final.

No se puede ir a ninguna montaña, pero mucho menos al K2, como quien juega a los barquitos. Las grandes montañas siempre piden respeto y humildad. Acercarse al rey del Karakorum como el que va de vacaciones a la muerte es comprar un billete para la eternidad y, lo que es peor, incluir en él también a esas pobres gentes que han hecho de la montaña su medio y su forma de vida. Con 8.611 metros de altitud, tres kilómetros y medio de desarrollo en vertical y una masa equivalente a 40 Cervinos (una de las montañas más impresionantes de los Alpes), el K2 es la pirámide más bella y letal del mundo.

Oscar Dyhrenfurth la definió como "la más genial expresión de las fuerzas orogénicas del planeta Tierra". Diemberger añadió que era una montaña "repulsiva y fascinante a la vez, como ninguna otra". Una catedral de hielo y roca que se ha convertido, una vez más, en un sepulcro inmenso, bestial. Este verano un largo rosario de nombres irá a engrosar el túmulo funerario de piedras que adorna su campamento base y también su leyenda de monstruo blanco, de devoradora de dedos y de vidas.

No sabemos si esta historia servirá para aprender. Probablemente no. El K2 nos seguirá atrayendo como la llama a las polillas, ansiosas por besar el esplendor del fuego, su espejismo mortal. No en vano es la Montaña de las Montañas, la silueta que todos los niños dibujan la primera vez que cogen un lápiz y un papel.

*David Torres , autor del libro Nanga Parbat, es escritor y columnista de EL MUNDO.
05/08/08
http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2008/08/05/masdeporte/1217957287.html

6 comentarios:

JuanCarlos dijo...

Ya me podéis perdonar porque no estaba dispuesto a contestar a ninguna de las opiniones que aquí se exponían, pero ante este aberrante artículo, no puedo por más que estar en un absoluto desacuerdo. No conozco a este personaje que ha escrito el artículo, pero ¿quién es él para dar o quitar el "título" de alpinista a nadie?. quién lo otorga en este mundo?. ¿solo los que fallecen en la montañas son los inexpertos? ¿entonces que pasa por ejemplo, con Felix Iñurrategui, Atxo Apellaniz o Iñaki Otxoa? ) acaso no eran alpinistas? y el resto de los amantes de la montaña que han dejado su vida en ella, no son merecedores de el "título" de alpinistas? ¿acaso solo son alpinistas quienes viven exclusivamente de la montaña( económicamente)? Quizás para el firmante del artículo no sea merecedor del título de alpinista, el pagarte una expedición de tu bolsillo con los ahorros de todo el año, sacrificar tus vacaciones y en muchos casos añadir permisos sin sueldo, para cumplir un sueño con el deporte que más te apasiona .
Por cierto los Sherpas y Porteadores, no son “alpinistas” son trabajadores de la montaña, porque si no hay por medio unos cuantos miles de Euros, no suben. Ni siquiera son capaces de rescatar a nadie si no hay encima de la mesa un buen puñado de dólares (esto lo digo por experiencia). Otra cosa es que tengan más o menos experiencia en la montaña.
Últimamente se habla mucho de la posesión de la montaña y parece que solo tienen derecho a ir a ELLA unos pocos. Pues aunque nos duela la montaña es de todos y para todos los que en ella quieran disfrutar con todos sus respetos.
Por favor dejemos de una vez de vender libros, artículos y vivir del “cuento” a costa de las gentes que han dejado sus vidas por practicar un deporte que sin lugar a dudas les fascinaba y que pese a quién le pese eran y serán siempre ALPINISTAS.
Juan Carlos González

Anónimo dijo...

Absolutamente de acuerdo con el comentario de Juan Carlos, el artículo esta bien escrito y documentado, pero es un compendio de tópicas idioteces. Criticar a alguien que baja de la cima del K2 de inexperto me parece, como poco, irrespetuoso.
Solo me gustaría ver al Sr. Torres, que parece haberse convertido en un lider de opinión en esto de la montaña, llegando al campo 2 o 3 del K2. Quizá entonces se pensaría dos veces hacer este tipo de juicios de valor, gratuitos y poco acertados.

Anónimo dijo...

estoy de acuerdo en que de estas cosas hay que aprender, así que a ver si el tal David Torres aprende de la que se le viene encima por decir tanta tonteria.
Si la gente que había alla arriba no tenía nivel, dime tu cual es el curriculum necesario para ir al K2...
Este comentario viene de alguien que ha pasado el cuello de botella...

Anónimo dijo...

Ese individuo que firma el artículo que os parece muy interesante, David Torres, no tiene la más mínima vergüenza al insultar a los alpinistas fallecidos en el k2. Dice cosas como esta: “Puli, Vd. es un analfabeto funcional. Yo no justifico nada ni mucho menos la meurte de nadie. Califico moralmente la actuación de unos irresponsables que continuaron la escalada después de despeñarse dos personas, la prosiguieron aun cuando ya estaba anocheciendo y acabaron matándose ellos y la gente que nunca, nunca, nunca les tenía que haber acompañado arriba. Sí, fueron unos gilipollas. Como Krakauer y los turistillas del Everest en el 96” http://tinyurl.com/54tc8c

Con la indignación que hay con el tal Torres, creo que os habéis metido en mierda al publicarle su articulillo, porque también podríais haber publicado el que ha publicado Barrabés poniendo los puntos sobres las íes. http://tinyurl.com/6flbhx

Anónimo dijo...

Suscribo totalmente la opinión de Juan Carlos. Un artículo muy desafortunado éste del Mundo. No voy a hacer más comentarios al respecto.

Hoy llegan a casa nuestros expedicionarios y expedicionaria y ése es un motivo de gran satisfacción para todos sus amigos y familiares. Les esperamos con los brazos abiertos.

Saludos a todos y todas.

Inaxio

Anónimo dijo...

Juan Carlos, no te conviene aporvecharte de un mal articulo. Oye eso de vivir del cuento y pagar las expediciones de "tu" bolsillo, me ha gustado, señor, señor... los consejos que doy para los demas y lo que hago yo despues.